lunes, 24 de septiembre de 2007

“Hacer rock en Bolivia es de guerrilleros”

Por:Marco Basualdo / La Prensa Suplemento Fondo Negro Domingo, 16 de septiembre de 2007

El guitarrista cruceño Glen Vargas ofreció en La Paz dos presentaciones junto con su grupo Track. Durante su estadía nos habló de su inseparable relación con el rock pesado, de la exagerada proliferación de los tributos y de la situación política y social que atraviesa el país

Volvió a pisar suelo paceño para estremecernos. Después de poco más de un año, Glen Vargas, aquel virtuoso guitarrista dueño de una larga trayectoria junto a bandas como Trilogía y la máquina demoledora Track, estuvo hace un par de semanas en La Paz oficiando dos soberbios recitales, haciendo lo que tanto le gusta: hard rock o, para algunos, rock duro. En la noche del viernes 24 de agosto, el de las influencias de Blackmore, Van Halen y Vai sorprendió con una presentación en el re-reinaugurado Equinoccio, donde además de interpretar algunos de sus clásicos como Levántate vago, El blues del amor o Lluvia Roja —de los discos Ave Fénix y Fuerza Regresiva—, desempolvó algunas canciones de sus bandas de culto como Deep Purple, Led Zeppelin, AC/DC, Judas Priest, Metallica y Stevie Ray Vaughan.

El sábado 25, la cita fue en el Motor Rock organizado en el circuito de Alto Irpavi. Allí, el grupo liderado por Glen fue ubicado extrañamente como segundo número, después de un tributo a Kiss y antes de otro tributo a Pink Floyd protagonizados por los Deuce. "Seguramente así tendrán tiempo de desmaquillarse", bromearía Glen, y donde también extrañamente Track tuvo un sonido disminuido obviamente por razones que escapaban a su control. Aun así, su performance fue sencillamente extraordinaria, y Glen demostró por qué es considerado por muchos como el mejor guitarrista de rock boliviano. "La Paz siempre me recibe bien, además que tiene un público muy culto para el rock".

Antes del cuestionario, recordemos que en 1985 Vargas grabó junto con su grupo Trilogía el disco Lluvia Roja. En 1991, con Track, lanzó Ave Fénix. En 2002 editó Muy cerca de mí, y en 2003 salió a la calle Fuerza Regresiva.

—¿Cuál es la sensación de volver a un mercado importante como el paceño?

—Es muy importante retornar a la sede de gobierno para ver el ambiente. He visto muchas bandas pero, al parecer, la producción propia está bajando un poco. Se han puesto muy de moda los tributos y los homenajes, eso me hace ver que falta producción nacional.

—¿Es algo que también ocurre en Santa Cruz?

—Exactamente, al rock boliviano siempre le ha faltado identidad, no es como el rock argentino, por ejemplo. La música es expresión, es tratar de dar un mensaje, y cuando no hay eso se cae en un vacío. No tenemos identidad para exportar música y al que intenta hacer algo propio tampoco se le reconoce. Siempre se le da más valor a los que vienen de afuera y es muy difícil hacer música aquí. La verdad, es de guerrilleros.

—¿Cómo vive un artista la situación social del país?

—Lastimosamente, ahora estamos en una incertidumbre total y eso afecta a todo el mundo, no solamente a la música o al arte en general. Es desastrosa la desintegración que se está generando; el Gobierno por un lado que viene con un discurso bonito, pero que por otro, demuestra que la realidad es diferente.

—¿Y qué tienes que decir acerca de la acentuada división entre oriente y occidente?

—Yo pienso que la división es natural, pero que no tiene por qué desembarcar en algo negativo. Somos un país pluricultural y no valoramos lo que tenemos; te hablo de las diferencias entre culturas, de mentalidad e incluso en el acento dentro de en un mismo idioma. Somos diferentes pero en esa diferencia es importante la integración, y ahora más bien se alienta el enfrentamiento. La verdad, no sé adónde iremos a parar. Por otro lado, pienso que en Santa Cruz estamos más integrados que en occidente. Allá son todos bienvenidos de una forma muy natural, pero en occidente hay cierto rechazo hacia los cambas.

—Como cruceño, ¿también te sientes discriminado por el discurso del actual Gobierno?

—En parte sí. Lo que sucede es que se trata de una lucha de poderes en la que, lastimosamente, en el medio está el pueblo. En Santa Cruz, por ejemplo, las logias son muy marcadas, y ahora lo que vivimos es esa lucha de las logias cambas contra el Gobierno, pero no se dan cuenta de que el pueblo está sufriendo las consecuencias. Yo te hablo desde este punto de vista porque soy del pueblo, no vivo del Gobierno ni nada de eso. Imagino que también acá hay las mismas logias, y también el pueblo en el medio. Pero yo ya sé muy bien que independientemente de quién esté en el poder, voy a seguir siendo un trabajador, un aportador en cuanto a lo que yo pueda dar en la música. No sabría decir en qué me va a beneficiar más un Gobierno que otro.

—A ti te ha tocado viajar mucho, ¿cuál crees que es la imagen del país hacia el exterior en la actualidad?

—Ahora estamos mal vistos, hasta sacar una visa es más difícil porque el mismo Gobierno está cerrando las puertas. Creo que al único lugar adonde podemos ir tranquilos es a Venezuela, porque es el único país con el que tenemos buenas relaciones. Vivimos en una suerte de totalitarismo que nos ha cerrado las puertas.

Bajo ese panorama, parecería que es muy difícil mantenerse en vigencia.

—Cuesta, porque hasta la producción que uno tiene que hacer es a sudor propio. Se han cerrado varias disqueras y promotoras por la crisis y, aunque hay otras alternativas como internet, percibo que sigue siendo difícil por la gran ola de oferta comercial que viene del exterior. Pero eso no quiere decir que uno tenga que abandonar esto que a uno le gusta, hacer rock por sobre todas las cosas. Como dije, hacer rock es de guerrilleros. Y yo soy un guerrillero.




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